Ese espíritu festivo, alegre, juguetón que tienen los nacidos en Junín, también se manifiesta en las fiestas de Navidad, sin perder su autenticidad cultural, en una dulce mixtura de dos culturas con la occidental, que se unen en esta fiesta religiosa.
Podemos decir con orgullo y admiración que las navidades guardan esa bella y armoniosa unión entre el cristianismo y la cultura de esta región.
Los nacimientos engalanan las ciudades y los hogares, los hay en vivo, en esculturas de cerámica con finos tallados, en gran tamaño y diminutos con los colores de predominancia andina.
De otro lado, los niños y adultos cantan villancicos festivos y muy alegres, acompañados por instrumentos típicos como las quenas y los traídos de España como la guitarra y el tambor, mientras los bailarines danzan con maestría y contento para alabar al niño Jesús. Entre las danzas típicas ejecutadas están los pastorcitos, negritos, huayligias y Pachahuara.
Desde temprano del día 24 los vecinos llegan a la casa del mayordomo donde se acostumbra a comer un exquisito plato de mondongo. Los mayordomos son personas que se ofrecen voluntariamente para hacerse cargo de una fiesta que consiste en atender a los invitados con potajes, banda y bebidas, por lo que son muy apreciadas y concurridas. En la nochebuena las familias enteras asisten a la Misa de Gallo, vistiendo sus mejores prendas, mientras en casa les espera su propio nacimiento al cual adoran, además degustan una especial comida.